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jueves, 12 de noviembre de 2015

La Herejía de Horus: Calth

Con la próxima salida del juego "La Herejía de Horus: Traición en Calth" voy a hacer un repaso de la historia de esta famosa batalla, sus orígenes, así como la raíz de ella, las medidas que se tomaron, ya que en parte la génesis del Codex Astartes se creo en esta batalla, aunque Roboute Guilliman hacia pruebas para lograr que los Astartes se adecuaran de la mejor manera posible a las batallas. Este articulo contiene spoilers de dos novelas, "El Primer Hereje" y "La Batalla de Calth".

De todos es sabido la rivalidad que había entre las distintas Legiones por ser las mejores a los ojos del Emperador.
Cada uno de los Primarcas se esforzaba para que sus legionarios fueran los mejores.
Los Portadores de la Palabra eran una de esas Legiones que eran fanáticas del Emperador (de hecho el posteriormente llamado Lectio Divinatis era el primer libro que escribió Lorgar y que dio paso al culto del Dios Emperador) y en cada conquista que realizaban los planetas eran consagrados al Emperador con monumentos y estatuas, dotando de divinidad a este.
Sin embargo esto no le gustaba nada al Emperador, ya que creía que la religión era una de las cosas que habían atraído hacia la Humanidad al Caos. De hecho, el Emperador había destruido todos los templos dedicados a los distintos dioses en Terra durante las Guerras de Unificación. Tenia que darles una lección que no olvidaran.
La ciudad elegida fue Monarchia, en el planeta 47-10, Khur, sometido por la 47ª Flota Expedicionaria. Los elegidos para la acción correctora, la XIII Legión, situada en Ultramar, también llamados Ultramarines.
Después avisaron a los ciudadanos de que debían de evacuar la ciudad en seis días, ya que al amanecer del séptimo día, la ciudad seria convertida en cenizas, en polvo.

Como dijeron los enviados del Emperador, al amanecer del séptimo día un infierno se desató sobre Monarchia, convirtiéndola en polvo, quemando hasta sus cimientos.

Pero una señal de socorro fue enviada a los Portadores de la Palabra, que tardaron dos meses en llegar, enviando una fuerza de ciento dieciséis naves dirigidas por el propio Lorgar Aureliano. Al llegar allí se encontraron la destrucción causada por sus hermanos de la XIII Legión. Y cuando habían desembarcado todas las compañías apareció El Sigilita, acompañado por Guilliman y los Ultramarines de la 19ª compañía, al mando de del capitán Aethon.
Lorgar hablo con ambos, les pregunto el por que habían destruido la ciudad, que era un símbolo para la XVII Legión. Una ciudad en la cual se veneraba y adoraba al Emperador como si se tratara de un Dios. Lorgar se enfrento a ellos, les pido explicaciones. Malcador le intento explicar que seguían ordenes, de su padre, el Emperador. Lorgar no entraba en razón, por lo que de repente, una luz cegadora dorada apareció y junto a ella seis figuras, cinco de ellas, Custodios, rodeando al sexto, el Padre de la Humanidad.
Los Ultramarines se arrodillaron. Lorgar y sus legionarios no salían de su asombro. Intento hablar con el Emperador, pero este solo dijo una cosa: De Rodillas.
Lorgar se arrodillo y, ante el asombro de sus propios legionarios, vio como los dops hablaban, como Lorgar le decia que sus mundos eran los más leales al Emperador. Le decía que era un Dios. El Emperador negó su divinidad, dijo que ese no era el camino para el que lo había creado, que la Verdad Imperial no se basaba en adorar a un Dios falso, en crear una falsa religión. Que Lorgar fue creado para librar batallas y servir al Imperio. El Emperador lanzo un viento psíquico que los arrojo al suelo a todos. Les dijo que habían fracasado, que eran los más numerosos y los que más tardaban en someter los planetas, comparando los con el resto que obtenían muchos más éxitos. Las cosas debían de cambiar y aquel momento significaba el renacimiento de la Legión.
El Emperador se marchó dejando a cinco Custodios, que a partir de ese momento acompañarían a la Legión, y a Gulliman para que le diese las ultimas ordenes. Los dos discutieron, Lorgar recriminó al Señor de Ultramar y este le contestó que acabara ya, que tenia que volver a la Gran Cruzada. Khor Phaeron finalmente se llevo a su hijo a la nave, después que Lorgar le preguntara a Guilliman que haría él si uno de sus mundos de Ultramar fuera destruido de esa forma.

Aquello fue el detonante de muchas cosas. La primera la búsqueda de los Portadores de la Palabra, la búsqueda de algo en lo que creer. Y lo encontraron, encontraron en un agujero de gusano la respuesta, unos dioses a los cuales adorar y creer, EL CAOS.
La segunda fue el inicio de la Herejía, ya que Lorgar mando a las flotas capellanes, como Erebus a la comandada por Horus. Erebus fue uno de los factores y el arquitecto de la caída de Horus y Fulgrim.
Y la tercera fue el afán de venganza, Ultramar deberia de pagar por lo que se habia hecho en Monarchia.

El ataque a Calth fue preparado meticulosamente durante años. Fue una venganza esperada, una venganza que estaba implantada en el seno de la Legión. La Batalla de Calth fueron en realidad dos batallas, una en la orbita del planeta, donde miles de naves de ambas Legiones se enfrentaron de forma casi suicida.
Y fue una batalla terrestre, donde las fuerza de los Ultramarines se enfrentaron contra miles de cultistas, sacerdotes davinitas y Ejercito Imperial. Fue una batalla brutal, donde se exterminó a miles de personas, sin importar si eran militares o civiles, todo a mayor gloria de los Poderes Ruinosos del Caos.
Tres cuartas partes de las fuerza de Ultramar estaban concentradas allí, y esa concentración hizo que el golpe fuera más fuerte.
El cinturón defensivo calló sobre el planeta en forma de chatarra espacial. Incluso la vida del propio Guilliman estuvo en peligro. Y de esa batalla, de los errores que cometieron durante ella, nació lo que después se llamaría Codex Astartes.

La Batalla de Calth, o la Traición de Calth, es una de los sucesos que mejor podrían explicar hasta el punto de la brutalidad de lo que después se llamaría Herejía de Horus.



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