Desde la llegada de Loken seis horas antes el tiempo había
pasado lentamente. Nero y él estaban encerrados en aquella habitación,
preparando planes y estrategias sobre el terreno.
-
Garvi, esto es una locura. Los chicos son
capaces, pero creo que esto los supera. En realidad creo que nos supera a
todos.
-
Tienes razón, Nero. Pero ahí está el reto.
Debemos de saber que podemos contar con ellos, aun con lo que se avecina.
-
Menos mal que disponemos de artillería pesada,
el Fellblade y Sejanus nos vendrán muy bien.
-
El Fellblade y dos Land Raider Terminus Ultra
son unos enemigos a tener en cuenta, Nero. Sejanus nos aportara su experiencia.
-
Estoy deseando verlos en acción, sobre todo a la
unidad caza titanes.
-
Según las informaciones que tengo,
afortunadamente Abaddon no cuenta con el apoyo de Titanes.
-
Un punto a favor nuestro.
-
Pero seguro que desplegara demonios. Y recuerda
que la Guardia de la Muerte también estará.
-
¿Crees que desplegaran esas cosas asquerosas que
nos contó Nathaniel y Iacton?
-
Mejor estar preparados. La Primera será la punta
de lanza, me lo ha pedido Andalecius. Quiere enfrentarse a la Legión Negra.
-
A ese chico se le ha subido a la cabeza. No sé
cómo se te ocurrió mandarlo a los Ángeles Oscuros y a los Templarios Negros.
Has visto cómo van vestidos, con esas túnicas y las armaduras negras.
-
Nero la Primera Compañía es la elite de la
Legión. Ya sabes cómo era Ezekyle.
-
Si y también se quiénes fueron los únicos que
les tocaron las narices- al decir esto sonrió-. Eran buenos tiempos.
-
La Primera es entrega y devoción. Ellos dicen
que llevan esas túnicas como agravio por lo de Abaddon.
-
Bien dejemos esto, veo que no voy a convencerte.
No sé si estas tan loco como él. Creo que
sí, rematadamente loco. La Décima atacara desde aquí. El flanco derecho es
nuestro.
-
Yo me uniré a la Locasta.
-
Ferrus y sus chicos serán lanzados en una
capsula, que los dejara justo en medio de los enemigos. Le acompañara la
escuadra Mando. Desearía estar con ellos.
-
Tu obligación es estar al mando de la Décima.
Necesito que protejas el flanco derecho mientras Casius protege el izquierdo.
-
Tarik estará aquí, detrás de la Primera. Cuando
estos abran paso Tarik y sus Lobos avanzaran y detrás de ellos el Fellblade.
-
De acuerdo. La artillería estará situada aquí y
aquí, casi en nuestra retaguardia, defendida por la primera de los
expedicionarios. Cuatro Whirlwind.
-
Con nosotros en la derecha irán tres Land Raider
y tres Predator. Por la izquierda irán varios Rhinos y Vindicators. Las
Thunderhawks también estarán preparadas.
-
La estrategia es dejarlos caer justo encima de
nuestros enemigos.
-
Fabricio con la Sexta y veinticuatro escuadras
de asalto causaran un gran desconcierto. La verdad es que será un gran
espectáculo.
-
Si, lo será. Pero Abaddon cuenta con escuadras
de Rapaxes, tenlo en cuenta. Y también demonios voladores. Las Thunderhawks
deben de limpiar el cielo.
-
Y detrás de ellas las de transporte con Land
Raiders y Predator. Así como varios transportes de tropas, que lanzaran a la Cuarta ya la Tercera.
-
La línea de devastadores estará aquí, justo
entre la Primera y la Segunda, protegidos por las tácticas de la Tercera con
sus escudos. La verdad es que van a destrozar al enemigo disparando desde tan
cerca.
-
Quiero que hagan el mayor daño posible a los
Portadores de Palabra. Calculo que vendrá unos seis o siete mil hombres.
-
Son tropas desechables, sin protección alguna.
Además están locos. Esa es la parte que menos me gusta del plan. Garvi son
fanáticos. Va a ser una matanza.
-
Mientras caigan ellos y no nosotros estaré
tranquilo.
-
Sabes que nos superan seis a uno. Y encima sin
contar con los demonios. Estamos en desventaja numérica. No debí dejarte ir,
Garvi.
-
Esto es necesario. Sé que están preparados, todos.
-
Las Lobas estarán en retaguardia, junto con las
compañías Séptima, Octava, Novena en reserva.
-
Los expedicionarios estarán ocultos justo detrás
de las líneas enemigas, veinticuatro escuadras. Doce de ellas con fusiles de
francotiradores.
-
Veremos si Cyrus les enseño bien. Si el enemigo
los ve, lo van a pasar mal.
-
Esperemos que no. Por eso a los francotiradores
los he protegido con expedicionarios con bolters, escopetas y cuchillos de
combate. Irán acompañados por el comandante Andraxus y sus chicos.
-
¿Los vas a exponer?, esos chicos no son como
nosotros, son tropas normales, como guardias imperiales.
-
Andraxus
me lo pidió. Dice que será un honor para ellos acompañar a los expedicionarios como
fuego de cobertura. Disponen de armamento pesado, así de varias armas de
fragmentación, como los misiles y lanzagranadas. Están más que preparados.
-
Otra de tus locuras, dejar que formaran
compañías para acompañarnos. Fue como lo de las chicas, las Lobas. Sabías que
yo no estaba desacuerdo con ello.
-
Fueron ellas las que decidieron. No sé de donde
sacaría Nathaniel la información, pero nos ha valido. Los documentos de
Amendera Kendrel eran claros. Ellas
querían hacer unas Hermanas parecidas a los astartes. Pero no lo lograron, pero
Nathaniel se llevó mucho tiempo investigando y logro aislar el gen. Ahora
tenemos un grupo de astartes mujeres.
-
Si Guilliman levantara la cabeza, se moría del
susto. La verdad es que he de reconocer que las chicas son valientes.
-
Todo está listo y preparado. El cebo esta
puesto. La inquisidora ira con la Segunda. La necesito allí, cerca de los Mil
Hijos, necesito que sientan el vacío, así les será difícil concentrarse.
-
¿Vas a enfrentarte a él?
-
Si eso es lo que quiero. Un combate singular.
-
Puede matarte, lo sabes.
-
Lo sé y yo también puedo matarlo a él. Aquella
vez casi me mata, lo sé, pero ahora es distinto. Soy más viejo y se unos
cuantos trucos. Además cuento con una ventaja.
-
¿Cuál? Te enfrentas a un loco homicida metido en
una armadura de exterminador. Te va a hacer papilla.
-
La sorpresa es mi ventaja. Él se espera
seguramente a Iacton o a otro, no se espera que sea yo. La sorpresa será
devastadora. Además llevare el casco puesto para que no pueda reconocerme antes
de que yo lo rete.
-
Esperemos que no, si lo hace todo el plan puede
irse al garete. Estará loco pero no es estúpido.
-
Bien creo que esta todo. Deberíamos de
descansar. Dentro de cuatro horas reunión informativa con los chicos.
Nero asintió, dio media vuelta y salió de
la habitación. Loken reviso una vez más el plan. Era bueno y si salía bien la
paliza que le darían a las Legiones Traidoras haría que se volvieran a replegar
al Ojo del Terror. Si aquello ocurría ganarían tiempo para estar preparados
para la siguiente ronda. Sabía que Abaddon volvería a atacarlo. Su misión era
terminar con él, las Legiones sin su líder quedarían descabezadas y correrían
en desbandada. Sabía que no había otro con el carisma de Ezekyle, que
mantuviera unidas las bandas en las que se habían convertido. Kharn no era muy
lúcido, solo era una bestia de matar, Ahriman era despreciado por todos,
incluso por los suyos que lo habían declarado un paria, Bilis no era nada nada más que un
loco obsesionado con sus experimentos y Lucius era también un homicida, pero no
tenía el carisma de Abaddon. Además sus sucesivas muertes y regeneraciones lo
estaban destrozando, cada vez teniendo menos control de sí mismo.
Necesitaba descansar, pero en su fuero
interno sabía que era imposible. Estaba alerta en tensión. Quería relajarse,
tranquilizarse, era la impaciencia antes de la batalla. Era para lo que vivían
los astartes. El momento de la batalla era único, lo temía y lo echaba de menos
de la misma forma. Dejo todo y se dirigió hacia el salón de entrenamiento. Allí
se prepararía para su batalla final con Abaddon.
Nero estaba también nervioso. Andando sin
rumbo había llegado a donde iba habitualmente mucho. Miro a la derecha y vio
que estaban allí los chicos. Estaban sentados todos en una mesa, menos
Andalecius y Casius, apartados del resto. Seguramente estaban meditando sobre
la batalla que se avecinaba. Miro a los dos y pensó que nunca se habrían
conocido si nos los hubiera salvado. Tan diferentes, Andalecius de un planeta
forestal y Casius de una Colmena, pero tan parecidos. Ambos eran huérfanos, lo
que los unía en una especie de hermandad. Todos los que estaban allí lo habían
perdido todo, su familia, sus amigos, hasta sus vidas tan normales e insulsas.
Y ahora estaban allí. Tarik, bueno, como le gustaba que le llamasen, pues ni él
ni Loken conocía su verdadero nombre. El chico había tomado aquel nombre
después de ver un holo video de batalla y ver a Togarddon luchando. Recordaba
lo que dijo “mi nombre es Tarik”, así de improviso. La verdad es que el chico
se merecía aquel nombre. Le recordaba al capitán de la segunda, en cada gesto,
en cada sonrisa. Fuera intencionado o no, el chico era el vivo reflejo de él.
Era un bromista como Togarddon, y sus compañeros muchas veces no lo aguantaban.
Siempre era el primero en reírse de todo, pero también era el primero en
defender a cualquiera. Era valiente, casi osado en la batalla. Era como Tarik,
tal vez por eso Loken le asigno también la Segunda. Junto a Casius, Andalecius
y el mismo formaban el nuevo Mournival. Nero sabía que aquel chico debía ser el Primer Capitán, de hecho en teoría lo era, pero el verdadero lo era él. Aunque
estuviera al mando de la Décima, era él el segundo al mando. Aquello, lejos de
molestar al chico hasta le había agradado. De todas formas, Nero delegaba
muchas cosas en él. El resto de los capitanes estaban cortados por la misma
tijera. Andrax, de la Tercera le recordaba un poco a Qruze, no decía mucho y
casi nadie le tenía en cuenta. Se sonrió al pensar en el viejo. Desde luego fue
una sorpresa para el cuándo se enteró que había abandonado a Horus. “Chico, esa
ya no es mi Legión” le dijo cuándo se volvió a encontrar con él justo antes del
asalto de Terra.
También estaba allí Thalsan, capitán de la Cuarta. Vestía una especie de túnica abierta,
pero diferente a las que llevaban la Primera Compañía. Los
Cicatrices Blancas le habían puesto ese nombre, Thalsan y todo el mundo lo
llamaba así. Era capaz de conducir una motocicleta a 300 km por hora, atacar un
objetivo y replegarse. Muchas veces había visto entrenando a la Cuarta y le sorprendía como podían
controlar esos vehículos a tal velocidad. Ahora con la incorporación de dos
escuadras de Land Speeders la verdad es
que eran la verdadera vanguardia de ataque de los Lobos. Como su nombre
indicaba eran como truenos, relámpagos en el campo de batalla. Golpeaban al
enemigo y este cuando se daba cuenta ya era demasiado tarde. Eso si, Thalsan
había tenido el asesoramiento y la ayuda de Sejanus, el dread. Este le había
enseñado técnicas de ataque y se podría decir que Sejanus era como su segundo
al mando.
Y también estaba allí Sven. Era raro, pero
el viejo Lobo Espacial había sido enviado hacia mucho tiempo, después que Tarik había estado en Fenris. El viejo había sido
como un maestro para el chico. Era tosco, pero le gustaba contar historias, que el llamaba Sagas, que
todos los chicos les encantaban escuchar. Nero había detectado en algunas
historias que le eran conocidas, pero con diferentes versiones, al parecer
trasmitidas desde antes de la Herejía. Y se había sonreído al escuchar algunas.
Junto con Sven habían venido algunos
fenrisianos, huérfanos que les había enviado el viejo cazador gris. La verdad
que los lazos de hermandad entre los Lobos Lunares y los Lobos Espaciales se
habían estrechado desde que Tarik estuvo en Fenris.
Observo la escena. Sabía que probablemente
muchos de los que estaban allí podrían caer muertos en la batalla y aquello le
entristeció. Era extraño, pero nunca había sentido aquello. Era la primera vez
que sentía una cosa así.
Salió de allí, no podía estar más
encerrado. Cuando se dio cuenta estaba fuera, en las puertas de la base.
Aquello fue idea de Iacton, y la verdad es que era útil. La Tercera Compañía
había levantado ya fortificaciones, que estaban casi terminadas y en horizonte
podía ver lo que estaban haciendo. Habían construido un bastión, pero no uno
normal como el que se encuentra en cualquier lugar del Imperio. Este era más
alto, con planchas reforzadas en su base y estaba comunicado por el esqueleto
de un pasillo con una plataforma, donde estaban instalando un cañón laser. En
la cúpula del bastión habían instalado una antena, para tener una comunicación
optima en toda la zona durante la batalla y en el pasillo que iba hasta la
plataforma iban a instalar un cañón multilaser. Si los caóticos pretendían
atacar con naves desde luego lo iban a pasar mal con aquellas defensas. Miro a
su izquierda y vio el Templo de las Legiones..
Construir aquello fue una idea de Garro,
refrendada por todos. La verdad es que
había sido acertada, ya que todas las antiguas legiones pusieron sus
estandartes de batalla allí. Era algo
normal. Garro hablo con sus contactos y explico la idea. En realidad era una
especie de homenaje a todos los muertos durante tantos años de lucha. La estatua
simbolizaba al legionario, al solitario legionario que luchaba por el Imperio.
Esa era su simbología, lo que ellos eran en realidad. Allí dentro no importaban
los rangos, eran todos hermanos. Recordó el día en el que se termino. Loken y
Garro invitaron a un delegado de cada una de las antiguas legiones. Allí
estaban Ultramarines, Ángeles Sangrientos, Cicatrices Blancas, Salamandras, Ángeles
Oscuros, Lobos Espaciales, Guardia del Cuervo, Puños Imperiales y Manos de Hierro. Un capitán
de cada Capitulo, acompañado por un Guardia de Honor. Ellos le dieron sus estandartes a Loken,
quien los acepto. Pero la cosa no termino ahí. Unos años más tarde, otros Capítulos
enviaron a otros capitanes, quienes pusieron en la base de la estatua unas
losas con sus símbolos. Estaban los nueve, pero también estaban allí
representados los Puños Carmesíes, los Templarios Negros, y un sinfín de
capítulos más, demasiados para recordarlos todos. Muchos símbolos no pudieron
ser puestos en la base de la estatua, así que fueron puestos en las paredes el
Templo. No los había contado, pero podría haber unos quinientos, aproximadamente. Pero sorprendentemente
podría haber más ya que muchas veces enviaban algunos Capítulos sus símbolos para que allí los
pusieran.
De repente algo le sobresalto. No fue un
ruido, solo una presencia. Se giro.
Allí estaba la inquisidora Drem.
-
Hola inquisidora Drem- dijo Nero cortésmente.
-
Hola capitán Vipus.
-
Quisiera pedirle perdón si el otro día fui
brusco con usted- empezó a decir.
-
No tiene importancia capitán, creo que fui
demasiado exigente con usted.
-
Si la tiene, usted es nuestra invitada y la
tratamos muy mal, tengo que reconocerlo.
-
Bueno déjelo. Estuve ayer allí, en el Templo.
-
Lo ha visto, ¿no?
-
Si y si debo serle sincera me sorprendió.
-
A mi también me sorprende, no lo crea inquisidora.
Es un monumento a la Hermandad.
-
La verdad es que no me imaginaba algo así aquí.
En un primer momento creí que era un Templo dedicado al Emperador, pero después
el capitán Tarik me lo explico.
-
¿Tarik se lo explico?
Ella asintió.
-
Si él me conto la historia.
-
Es algo más que esa historia. Es una idea, una
utopía. Todos hermanados, juntos por un
mismo fin.
-
Es algo bello, ¿quien lo construyo?
-
Fuimos nosotros, Garvi, y los chicos. Después de
nuestra primera misión oficial se empezó.
-
No creí que fueran artesanos además de
luchadores.
-
La verdad es que nunca habíamos hecho nada
parecido. La idea fue de Garro.
-
Sorprendente. Pero lo que más me sorprendió
fue que enviaran a algunos chicos a otros Capítulos.
-
Fue idea de Garvi. Quería mantener relaciones
con el mayor número posible, sobre todo con los nueve.
-
Pero ustedes ya habían contactado antes con
alguno que otro.
-
Si, eso es cierto.
-
Todos sus capitanes estuvieron en alguno de los
nueve, pero ¿y usted?
-
La verdad es que no. La Decima no esta hermanada
con ningún Capitulo.
-
La única compañía.
-
Exacto, aunque nuestra divisa difiere un poco de
la original. Fue cosa de los chicos. Ellos lo hicieron como homenaje a los caídos
en este planeta.
-
¿Usted no fue a ningún capitulo?
-
No, en teoría no.
-
Rara contestación.
-
Me explicare. Hace unos años, fui enviado a una
misión, junto con los Cuervos Sangrientos en el sistema Kronus.
-
¿Kronus?
-
Si. Allí conocí al capitán Davian Thule. Cuando
nos enteramos de que iban a ser enviados allí, Garvi decidió que fuera.
-
Curioso, ¿pero tenían un contacto allí?
-
Si, fue de los primeros. La verdad es que fui
allí más como guardián que otra cosa. En Kronus, Thule descubrió cosas, cosas
secretas de los Cuervos. Debía de haber allí alguien que lo aconsejara y lo
protegiera.
-
¿Secretos peligrosos?
-
Si, un secreto sobre ellos mismos. Creo que
Garvi le dijo ya algo.
-
Si me conto algo.
-
La campaña de Kronus fue muy intensa. Nos
enfrentamos a muchos y distintos enemigos, incluso contra imperiales.
-
¿Lucharon contra Guardias Imperiales?
-
Si. Y la verdad es que fue extraño.
-
¿Estaban corruptos?
-
Eso fue lo extraño. Fue un enfrentamiento más
por cabezonería que por otra cosa. Ellos no querían que nadie les pisara el
terreno. Al final menos mal reino la cordura. Incluso nos ayudaron contra los
necrones.
-
Fue dura la campaña. Me lo contaron.
-
Fue durísima y distinta.
-
Creo que voy a volver a dentro ¿me acompaña?
-
Claro inquisidora.
Vipus y la inquisidora continuaron andando,
charlando. Nero le conto como derrotaron a los necrones, gracias a la habilidad
de un sargento llamado Tarkus, muy amigo suyo. Allí también conoció a Thadeus y
a Avitus, sargento de asalto y de devastadores. Se preguntaba donde estarían
ahora….
Loken estaba había terminado su
entrenamiento y descansaba cuando su comunicador se ilumino.
-
Hola Nathaniel.
-
Hola Garviel, ¿como estas?
-
Bien ¿y tu?
-
No estoy mal, aunque tengo algunos problemas.
-
¿Puedes contarlos?
-
Si es algo sin mucha importancia. Un capitán
Ultramarine que esta metido en un buen lio. Lo acusan de herejía sus propios
compañeros.
-
Algo muy raro ¿no?
-
Si, la verdad es que ha demostrado un gran valor
y una excepcional resistencia a los poderes de la Disformidad. Creo que es un psíquico.
-
Extraño. ¿No lo detectaron?
-
Eso parece, pero también puede ser que tuviera
los poderes latentes, pasa algunas veces. La verdad es que lo estamos
protegiendo. No se si lo conocerá alguno de tús chicos, uno estuvo en la misma
compañía que él.
-
Si Casius estuvo en la Segunda, con el capitán
Sicarius.
-
Es uno de sus capitanes de línea, un tal Titus,
fue enviado a una misión al mundo forja Graia junto con el sargento Sidonus y
un marine Leandros. Unos orkos habían invadido el mundo.
-
Tal vez si, le preguntare. ¿Qué paso?
-
Pues que la cosa se fue de las manos y al final
tuvieron que hacer frente a un ataque de Marines del Caos.
-
¿Quién lo ha acusado?
-
Leandros, dice que no siguió el Codex Astartes.
Además hay también un inquisidor detrás de él.
-
Si necesitas ayuda solo tienes que decírmelo.
-
Todo esta controlado, no te preocupes. En cambio
yo si estoy preocupado por ti.
-
¿Por mi?
-
Si. ¿Sigues adelante con tu plan?
-
Si. Ya vienen.
-
¿Necesitas ayuda?
-
No Nathaniel, somos lo suficientemente autónomos
como para tratar el problema nosotros solos.
-
Lo sé. Pero ya sabes mi opinión.
-
Si, pero te repito lo mismo. No necesitamos
ayuda.
-
Lo se, amigo mio. Saúl te manda saludos, así
como Iacton.
-
Dales también recuerdos de mi parte.
-
Garro fuera.
Loken miro la pantalla. Necesitaba dormir.
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